Erase una vez, mejor dicho, tantas veces que ni veas, un trovador “hijoeputa” se mostró apático al sufrimiento de su propia aldea, de tan “hijoeputa” que fue, es y parece que será, le robaron un unicornio azul pa’ jamárselo, mariposas brujas se le aparecen en sus pesadillas, cuando no sueña con serpientes “verde-olivos”, o un enanito sangrón le patea el culo por cobarde oportunista, ya no “merece amor”, su ángel no llega a los finales por desafina’o, se queda como esperando abril, para evadir impuestos… ¡viva el harapo señor! (dice, canta) ¡pero que viva lejos! (piensa, cree)… la bella poesía hace muecas al nacer de sus sesos, y se caga de miedo y pena al salir por su boca ..Su óleo de mujer con sombrero es hoy es un garabato de vieja con pamela sucia, ya no sé ni que habla ni a donde va… ¡oh! quien fuera el batiscafo de su abismo, ese mismo, donde se suicida su conciencia…yo, yo me encojono de manera inocua pero firme, al verlo como si nada, con sus loas a las serpientes “verde-olivos” atragantadas con palomas de todos los colores (sobre todo de blanco, que no es un color pero atraganta igual)…cantando en el “carneybijol” (Carnegie Hall).
Ley Martínez
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