Desde la ventana de Liú Santiesteban:
Tropas antimotines y gases lacrimógenos. El levantamiento ha empezado.
Al parecer esto es lo que están tratando de ocultar detrás del rumor de la muerte de Fidel Castro o de su gravedad. Algo que por otra parte podría ser cierto dada la decisión de Hugo Chávez de continuar la tercera fase de su tratamiento contra el cáncer, en Venezuela.
Es difícil determinar, sin especular, quien llegó primero, si el huevo o la gallina. Me explico. ¿Aumentan la represión para amilanar a quienes se quieran lanzar a las calles si anuncian la muerte de Fidel Castro? ¿O han lanzado el rumor para que los medios no hablen de violencia pública por parte de la policía? Por cierto es la primera vez que yo leo o escucho que se usan gases lacrimógenos en contra de la población cubana.
Claro está que también es la primera vez que el pueblo de Cuba se lanza pa la calle casi a diario, de a poco, pero lo hacen. Son sobre todo mujeres, pero también van saliendo los hombres. Y empieza a ser en cualquier parte: en Marianao, Playa, Centro Habana, Habana Vieja, en la capital; y luego en el interior del país, mas recientemente en Palma Soriano.
La "Seguridad" debe estar como loca, sacar tropas antimotines contra 25 personas, quizás 30, es un acto de desesperación totalitarista que busca el escarmiento, el renacer del miedo. La caldera que tanto han querido mantener en calma ya hierve a borbotones y es solo cuestión de tiempo que estalle, aunque todos le temamos a las posibles violentas consecuencias, pero sobre todo ellos temen a las consecuencias libertarias y libertadoras, que podrán sacar sus antimotines y partir un par de cráneos pero dudo muchísimo que el pueblo permita una masacre, que los militares la permitan sin virarse en contra de sus ordenantes. Espero que así sea, porque la caldera va a estallar, en último lugar, como siempre ha sido en la historia de Cuba, pero siempre ha sucedido finalmente.
Fuimos los últimos en liberarnos de la colonia española; también estamos siendo los últimos en liberarnos del oprovioso sistema comunista-socialista que nunca fue tal, sino castrista; y puede que seamos los últimos en llevar a cabo una revuelta que tumbe lo intumbable, que despierte la masa duermiente. Y digo puede que seamos los últimos, porque tal vez, por primera vez, no seamos los últimos y después de la revuelta en Cuba que ya ha comenzado, tibiamente pero ha comenzado, se levanten otros pueblos.
Y me da igual si la oposición no está madura ni preparada, si el pueblo está acostumbrado a la vagancia y la dependencia del estado. Me da igual quién vaya a sacar ventaja inmediata de la economía. Ya habrá tiempo de reconstruir el desastre, de devolver a Cuba la dignidad de la Tierra que desde su aparición en el Mar Caribe, ha acogido en su seno cálido y próspero almas de todas partes del mundo, algo que sucedió en casi 500 años de historia conocida, hasta el año 1959 en que, por primera vez en la historia de La isla del tesoro, sus hijos huyeron como ratas que abandonan el barco que naufraga. (Yo incluida, pa que nadie se me ofenda.) Aunque hubo ratas que regresaron y se quedaron, precisamente por ratas.
Gracias a Dios hay leyes universales al margen de la humanidad. Primero la primera ley de vida, la inviolable: la muerte. Que puede que esté al llegar para un anciano senil llamado Fidel Castro, pero como he dicho antes, tal vez sea solo parabán como Pablo, Cancio, Edmundo, Yoani, Fariñas y hasta los piñazos que volaron en el backstage entre Canciescos y Milanetos, pero no por el amor entre Habaneo y Miameta, sino por el dinero de ambos o de ninguno. (Que para mí este diferendo también se me puede antojar como el de Shakespeare, que ahora eso está de moda)
Bien merecido se lo tienen por crear tanta discordia con el pretexto de una reconcialición que solo podrá llegar tras la muerte del Tirano, el Levantamniento del pueblo, la huída o el derrocamiento del General al mando, y la celebración de elecciones libres y democráticas. Ahí empezará el perdón sincero para quienes apoyaron obligados por el miedo o el oporunismo, la supervivencia o la creencia de la utopía vendida al precio mas alto jamás pagado por un pueblo entero: La esclavitud, o mejor dicho, la Libertad. El perdón vendrá con quienes tengan sus manos limpias de sangre y muerte.
Porque los culpables del diferendo no son quienes apoyan el mal llamado intercambio cultural, ni quienes se oponen a él, sino aquellos que lo han creado y promovido, quienes han participado, quienes han servido a sabiendas o no, a los fines económicos y políticos del desgobierno de Raúl Castro hoy, de Fidel Castro ayer.
Lo siento Hugo Cancio, pero es así. Al margen de mi admiración por ese sueño tuyo y nuestro, de la reconcialiación. Al margen de que tal vez tengas las mejores intenciones del mundo para Cuba y tu empresa, que derecho tienes. Nos conduces al infierno por ese camino empedrado de sueños de cubanos de ambas orillas.
Pero lo mejor de todo esto es que el pueblo cubano está hablando, está saliendo a las calles, contradiciendo por fin la teoría del silencio de los corderos, escupiendo en la cara de los pacifistas, apoyando la dignidad de quienes defendieron la lucha armada, la presión, la clandestinidad, levántandose sin líder, sin héroe divino, ya fuera católico o cristiano.
Y no veo a ninguna agencia de prensa reportando esto salvo el Nuevo Herald, que habla de lo ocurrido en La Habana, pero no de los antimotines en Palma Soriano. No dice nada la BBC, no publica nada El País, Yoani no escribe sobre los palos y los gases, sobre el capitolio ni cuatro caminos. Nadie quiere darle crédito al levantamiento popular que tanto hemos esperado, pero lo que me da fe en que esta vez cobrará la fuerza suficiente para que suceda, es que hay alguien que les está dando el crédito que ni la prensa ni sus compatriotas alternativos o históricos le están dando, salvo Martha Beatriz Roque Cabello: ese alguien es Raúl Castro, que está aplicando por primera vez en público, los métodos que le valieron su fama de china asesina.
Le está aplicando fuego a la caldera, pensando en aquello que tanto le gusta decir: "El que a hierro mata a hierro muere" sin darse cuenta que la caldera se apaga con agua, el fuego, la hace estallar.
¡Viva Cuba Libre!
Liú Santiesteban.