Hace unos meses, un grupo de amigos nos encontrábamos en un agradable barcito español de Miami, y bajo el embriague del buen rato y amenas charlas, las botellas de tinto Rioja desfilaron como modelos de pasarela entre nos, rápidas y distintivas.
Al terminar la velada notamos en la cuenta final, que por cada botella que consumimos, había un costo adicional llamado “descorche” que engordaba la cuenta considerablemente, cobraban 3 dólares por el sólo ejercicio de destapar el envase, sacar el corcho. Después del asombro y el desembolse monetario, llegamos a la jocosa conclusión de que para la próxima, traeríamos nuestro propio abridor de casa.
Casi siempre resulta contraproducente que alguien más nos libre el camino de obstáculos cuando nosotros mismos tenemos la capacidad de asumirlo y enfrentarlo solos. El hecho de que nos faciliten nuestras intenciones, que nos levanten a nuevos cielos, sin pasar por la necesaria experiencia del sacrificio y el gozo natural que provoca el estímulo recibido después de un triunfo, destiñe la autoestima y da facultades de opinión y manejo al “ayudante” de cómo maniobrar nuestros movimientos, facultad de decisión sobre nuestras acciones una vez colocados en el lugar que se anhelaba.
Cuando escuché sobre los cambios en la nomenclatura de poder en el nicho de “gobierno” cubano recordé este suceso entre amigos en aquel bar y el inesperado pase de cuenta.
Según las “reflexiones” del “fantasma” nunca nombro personalmente a ninguno de los destituidos, específicamente Felipe Pérez Roque y Carlos Lage, entre los más reconocidos por los cubanos dentro y fuera de la Isla. Ni siquiera recuerda cuando recomendó personalmente a Roque como futuro Canciller Cubano dada sus condiciones de joven confiable, a tratar. Ya muy conocidas son sus barrabasadas verbales de incongruencia y escaso razonamiento durante estos 10 años, su apática presencia de semblante canino molesto y rabioso lo bautizaron como un hombre de torpes palabras y maneras de proceder, y que bajo el constante monitoreo de las grandes figuras del poder a veces rozaba la ridiculez lisonjera y servil. No entiendo como duermen estos tipos, con la inevitable tormenta en sus cabezas entre conciencia, deber, razón y culpas, ¿acaso creen realmente en sus discursos?
Por otro lado Lage, se ganó su “famita” de reformista y hombre de cambio y buena fe. Renovador individuo que asomaba como posible modulador entre el férreo sistema y los eminentes signos de cambio que prometían aquellos tiempos de la perestroika y el comienzo del período especial. Pero fue después del 94, a raíz de los eventos del maleconazo, que su caratula de agente de cambio cayó ante el doblegar de sus principios y convertirse en uno más de sus colegas. Una pieza del poder total, déspota y aunque austero y singular, no dejaba de ser cómplice y por ende, culpable. Crió fama de honesto y gente de pueblo, que prometía ayudar, crió fama de aperturista y luego se acostó a dormir en un colchón de oportunismo y ceguera; de mosquitero, la indiferencia y la inercia.
Ambos personajes, según las declaraciones del Culpable en Jefe, no son dignos de seguir en la cúpula confiable, dada su empalagosa relación con el poder y el vínculo figurativo con el enemigo exterior, ellos no se ganaron sus puestos, fueron ayudados por quienes si tienen el derecho a hacer y deshacer, los que si tienen pedigrí histórico por ser participantes de la gesta y acreedores del sacrificio rebelde. Estos dos malagradecidos nunca tiraron una piedra en la sierra, no son participes de la honra, no son de fiar, no eran barbudos, no ayudaron a fraguar esa estructura de poder centralizado del cual gozan hoy, por lo tanto, los mandatarios dignos e históricos están en su derecho a destituirlos, con la misma arbitrariedad que los nombraron.
No avanzaré más en este análisis político sobre figuras que no conozco en su totalidad, salvo las referencias propias de mi opinión y públicas declaraciones y hechos que dibujan el carácter de estos individuos. No soy un conocedor del engranaje político cubano ni un analista de las jugadas constantes del régimen. Y sé que estos cambios no son nada prometedores si tomamos en cuenta el círculo cerrado de momias radicales en la que se está encerrando Raúl Castro. Más me tomo el derecho a comentar sobre estos hechos, y hasta cierto punto ver con mezcla de comicidad e incertidumbre como estos peones caen en su propio juego de poder, apostando a algo tan insostenible como el sistema cubano de gobernación, que devora sus secuaces cuando ya son piezas rotas (como los llamó Raúl Rivero esta mañana en una entrevista desde Madrid) la desgracia asoma a sus vidas y el bochorno quedará plasmado en sus agendas. No hay futuro político para estos recién caídos, a no ser suplicar por la misericordia del cacique para que sean reubicados adecuadamente. No sé porque hago analogía entre todo este circo y la anécdota mencionada en mi primer párrafo. Tal parece que estos dos no esperaban un saldo tan alto, un pase de cuenta purgatoria y tajante. A estos dos, le cobraron el “descorche.”
©ley martínez, 2009
Modesta aglomeración de noticias, nuestras disertaciones y puntos de vista,...simplemente libre opinión (no impuesta)
miércoles, 4 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Mi bro'
tengo pocas esperanzas dentro de ese escenario inmediato que hay en la isla. Solo veo generales en su festín, guardias y testaferros... Cuba ya tiene demasiado de ellos.
Un abrazo caballero, gracias por el apoyo.
tony.
Publicar un comentario