De mis “malagradecimientos”, y una metáfora fauna
Hay quienes me han llamado hasta “malagradecío” cuando me niego a aceptar que fue ‘gracias’ a la “revolución” que pude estudiar y luego ingresar en la escuela de Arte y demás, nadie ha tomado en consideración mi esfuerzo personal y mi dedicación, mi intención bien enfocada en ser buen estudiante y algún día llegar a ser un gran artista (aun voy en el intento), si bien la oportunidad estuvo dada, las condiciones no eran las mejores, pues mi familia siempre tuvo aquel sellito de “gusana” incluso siendo de las mas nobles y jocosas de la cuadra, to’ el mundo tenía que ver con la casa de Pupy (mi viejo) y sus pachangas constantes, el vacilón no tenia nada de “gusanería”en ese instante.
Pero bien, retomando el asunto, mi educación fue tan circunstancial como cualquier otra, no creo que bajo otro sistema hubiera escogido un camino diferente al que elegí. Conozco muchos amigos de aquella época, con las mismas “susodichas oportunidades” que le brindó el gobierno y hoy son analfabetos que saben hablar y escribir “cubano” , por eso creo indudablemente que si a alguien debo agradecer mi educación es, en primer lugar a mi mismo, luego a mis padres, y por ultimo a mis excelentes maestros y profesores, y dejo fuera del altar a la “revolución” y su “jefe”, porque su intención nunca fue el desarrollo de mi intelecto, sino la formación de una ideología, su intención no fue que yo supiera matemática ni quisiera ser “artista” sino que fuera el más sometido de los marxistas jóvenes nuevos que pudieran tener, para así dar continuación a su monolítico experimento, su fin justificaba cualquier medio y sacarían del medio a cualquiera que entorpeciera su tarea doctrinaria, y eso me despejó desde muy temprano las dudas, no soy hijo de ninguna revolución y eso no me hacía ningún “hijo de puta traidor o antisocial”, no tenía la mas mínima sensación de culpa al no querer expresar mis agradecimientos a quienes fracasaron en su intento de reclutamiento, no había nada que alabar ni siquiera señalar, susurrar. Lo que hice me lo gané yo, lo estudié yo, lo repasé y lo sufrí yo, y lo hubiese hecho en Cuba, en Miami, en Madagascar o en la Conchinchina, porque la voluntad nunca se catapulta con sistemas, sino con principios e ideas Revolucionarias, (sin temer a esta palabra maldita y estropeada por ellos).
Aclarado el tema de mi apatía al paternalismo criollo-castrista, me defino hoy mas “gusano” de lo que pensaba Elena de mí, la vieja que presidía el CDR y que me robaba chicles de mi maletica escolar, me declaro hoy mas “traidor” de lo que me llamó algún viejo militar el día que fui a recoger mi baja del servicio para “pirarme” del país, me declaro feliz de mi entorno y libre de resentimientos y odio, pero repleto de compromiso y libertad, la nostalgia ya no cala en mí y eso me da una sensación agridulce entre espanto inocuo y alivio incomparable, por eso comprendo tanto a los inadaptables, los desavenidos, yo estaba así en Cuba y cuando quise escribir mi descontento en una tapia de mi barrio me “apendejé” y opté por salir de allí, eso es una opción, ¿por qué no la tienen en cuenta? ¿Por qué esos que tanto añoran el "pasto verde" amplio de la inercia ociosa, no regresan? ¿Por qué lamentarse tanto y desgarrar sus vísceras en un contexto desagradable para ellos? Esto es retórica en mí, siempre voy con la misma pituita coño, pero es que me encabrona, hay que escuchar cada estupidez disfrazada de intelecto y elitismo que desde un balcón de flores y luz disparan cada personajes, mas arribistas que las mismas consignas repugnantes de una marcha, ellos están en espera del “tiro de cerveza”, ese que siempre viene atrás del discurso, porque eso es lo que verdaderamente echan de menos, esas migajas de entretenimiento efímero, diáfano, pestífero, esa holganza eterna que es promesa en los lares de la patria, ese desinterés , ese asueto perpetuo e intrínseco que a veces definen como paraíso los “artistoides” que desdeñan la responsabilidad y el riesgo de un ámbito competitivo y real, ese limbo que da guarida a la mediocridad y licencia para perder el tiempo, ese estiércol que abona la desesperanza y la hace parir una miserable seguridad en las osamentas y claustro en los sueños, la controversia urbana del día a día, poner el culo en un banco del parque y que sude de inmóvil, no de trabajo, el “swing” de tener un poco más que los otros pocos, la disidencia cosmética y el lisonjeo puntual y oportuno, la silueta de un manto que proteja a merced de los principios o sin ellos, y es que no entiendo que hacen aquí, queriendo estar allá, o peor aun, queriendo estar aquí, como estaban allá.
No soy de la PETA ni mucho menos, pero casi siempre resumo con ejemplos del mundo animal, con metáfora fauna sobre las conductas humanas. Hay quien prefiere estar en un corral, seguro y a salvo, como escuché en un cortometraje cubano de ficción hace poco, donde un joven cubano caminaba por el Malecón habanero y dijo, -“este país es el único donde se come sin trabajar, frijoles pero se come”- y ahí queda recopilada la esencia del “hombre nuevo”, el antiprogresista, el conformista servil, de la quietud de la voluntad, la estática oficial que pulula, letargo azul, rendido. Siempre será más fácil escoger el camino de no luchar y del bostezo, la opción de aparear con la cerdita más tierna del corral y restregarse en el légamo hasta quedarse dormido, luego esperar por el sancocho y la noche, que se joda la esperanza que esa sólo trae dolor de cabeza, hay quien prefiere eso, los conozco, si.
Lo interesante viene ahora, cuando de vuelta a la “vida real” le abrimos una rendija a la puerta del corral, un cerdo (el de verdad) en su instinto natural, se abalanzaría y remetería contra ella escapando hacia la manigua, con ansias de salir de aquel redil de esquemas, sin saber si logrará sobrevivir en el monte, pero feliz de intentarlo al fin, sin importar los riesgos, aprendiendo a vivir libre.
Y eso me hace recordar un tema de un cantautor brasileño que fue muy famoso (fueron, el tema y el artista) por allá por los años 70 y que decia algo así : ♪“yo quisiera ser civilizado como los animales”...♫ tarala,lararala, larara…
Ley
©ley martinez
Modesta aglomeración de noticias, nuestras disertaciones y puntos de vista,...simplemente libre opinión (no impuesta)
martes, 19 de mayo de 2009
De mis “malagradecimientos”, y una metáfora fauna
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3 comentarios:
Excelente Ley, muy bueno, comparto lo que cuentas;
Abrazos
Bravo, Ley.
La verdad es que aquellos escalafones integrales, avales y todos sus allegados, que medían tu grado de integración, nada tenían que ver con una verdadera educación, que como tu dices jamás recibimos de la Robolución.
Y después de graduarte seguía el chantaje, con la promesa de un ventilador, una bicicleta; comenzaba la explotación con los sueldos ridículos, el servicio social.
Terrible un final de inmovilidad y conformismo.
Me ha gustado tu análisis sobre el tema.
Nada hay que agradecer.
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